El «Zen Driving» es una filosofía de conducción que enfatiza la importancia de gestionar nuestras emociones al volante para mejorar la seguridad y el bienestar en la carretera. Según un estudio de Prevensis, solo uno de cada tres conductores sabe manejar sus emociones mientras conduce.
Este enfoque propone cinco claves para convertirse en un conductor emocionalmente inteligente:
- Supervisar el vehículo: Antes de conducir, es recomendable dar una vuelta alrededor del coche para comprobar su estado. Esto ayuda a tomar conciencia de la responsabilidad que implica conducir y a dejar los problemas fuera del vehículo.
- Encontrar la postura adecuada: Mantener una postura correcta al volante permite al cerebro trabajar mejor y facilita una conducción más segura.
- Aprovechar el movimiento: En lugar de pelear con el tráfico, conduce de forma tranquila y suave, evitando frenar y acelerar demasiado. Esto te ayuda a sentirte menos estresado y a ahorrar combustible.
- Gestionar el espacio: Mantener la distancia de seguridad con los demás vehículos en tu entorno que nos precede disminuye la tensión y aumenta la seguridad en la conducción.
- Transformar las situaciones: Interpretar las situaciones de tráfico de manera que no nos alteren, utilizando técnicas como la «técnica del bote vacío», ayuda a mantener la calma y a evitar conflictos en la carretera.
La «técnica del bote vacío» es un concepto utilizado para mantener la calma en situaciones estresantes, como en el tráfico. Imagina que estás navegando en un río y, de repente, un bote vacío choca contigo. No sentirías enojo, ya que sabes que el bote está vacío y no hay nadie que haya hecho eso intencionalmente.
La idea es aplicar este pensamiento a la vida real: cuando alguien hace algo que normalmente te enojaría, como cortarte el paso mientras conduces, imagina que esa persona es como un bote vacío. Esto te ayuda a no tomar la situación de manera personal y a mantenerte calmado, ya que comprendes que no siempre hay una intención detrás de las acciones de los demás.
Adoptar estas prácticas no solo contribuye a una conducción más segura, sino que también mejora la experiencia al volante y promueve un mayor bienestar personal.