El mal estado de los neumáticos es una de las principales causas de accidentes en épocas de lluvia.
Con el asfalto mojado la frenada se alarga, la estabilidad del coche queda comprometida y es mucho más fácil tener un accidente. Este riesgo se disminuye considerablemente con unos neumáticos en buen estado (controlando el nivel de desgaste y la presión), entiendo como controlar estas variables en este articulo >
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Distancia de seguridad: con el suelo deslizante por la lluvia es muy recomendable aumentar considerablemente la distancia de seguridad. Un paralelo para poder calcular cuanto antes frenar, nos lo da la Dirección General de Tráfico en España es que la diferencia entre frenar en asfalto seco a 90 km/h y hacerlo con el piso mojado es de 32 metros más.
Empañamiento: con lluvia y frío lo normal es que los vidrios se empañen. Lo más adecuado es mezclar el aire acondicionado con el calor de la calefacción y dirigir esta mezcla hacia el parabrisas. En pocos minutos el coche se habrá desempañado. Es recomendable comprobar si están cerradas las salidas de aire, puesto que con ellas cerradas no servirán de nada estos consejos.
Ojo con las hojas: las hojas se convierten en una alfombra aparentemente inofensiva, pero que pueden alargar la frenada como si fuese hielo, ya que retienen el agua e impiden que la goma de los neumáticos se agarre bien al asfalto.
Luces: si oscurece hasta hacerse casi de noche es muy recomendable activar las luces de cruce, algo que tendrán que hacer de forma manual también los que dispongan de un sistema de encendido automático.
Maniobra con suavidad: En tiempos de lluvia conducir con suavidad es una de las mejores decisiones que se pueden tomar. Suavidad con el acelerador, para evitar que aumente el consumo o el pasaje se maree. Pero también suavidad en las maniobras para evitar la pérdida del control del vehículo.
Velocidad: con lluvia lo lógico y lo más sensato es conducir más despacio. Conducir adecuando la velocidad a las circunstancias de cada momento, de cada lugar y del tipo de trazado y estado de este. En definitiva, velocidad que permita detener el coche con seguridad ante una situación inesperada.