Esta enfermedad ha impactado directamente la movilidad en el mundo, disminuyéndola al máximo para evitar el contagio. Con la nueva fase de aislamiento selectivo sostenible, también se ha reactivado la conducción gradual de vehículos particulares, pero ¿puede el COVID-19 representar un riesgo a la hora de conducir en alguien que lo padece?
Si tienes COVID-19 y presentas alguno de los siguientes síntomas, ten cuidado
- Debilidad, fatiga, dolor muscular y articular: evita viajes largos, realiza periodos de descanso de conducción con movilización de extremidades, planifica los trayectos y comparte el tiempo de conducción.
- Insuficiencia respiratoria: realiza una ventilación adecuada del vehículo, no permitas que se fume dentro del vehículo y evita las horas de mayor calor.
- Alteraciones cognitivas: evita conducir hasta recuperar la capacidad y desaparecer el estado confusional.
- Enfermedades cardiovasculares o metabólicas anteriores al COVID-19: estas pueden sufrir alteraciones y complicaciones con procesos como hipoglucemia en caso de diabetes, mareos o pérdida de conocimiento por arritmias. En todos estos casos es conveniente no conducir hasta tener unas condiciones estables de salud, avaladas por un médico.
- Problemas de visión (borrosa, ojo seco…): consulte a tu oftalmólogo y evita conducir en horas de iluminación extrema.
- Síntomas neurológicos (mareo, alteración de conciencia, temblores, ataxia…): no conduzcas e informa a tu médico de cabecera para descartar trastornos del sistema nervioso.
- Si eres conductor profesional o el vehículo es tu herramienta de trabajo: antes de volver a conducir, habla con tu médico y consideren posibles alternativas.
Te invitamos como conductor ejemplar a cuidar primero de tu salud para luego poder cuidar a los demás en la vía.
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