¿Te has planteado esta pregunta? ¿Qué será mejor?
Para empezar es importante conocer las necesidades del auto y del conductor. No se trata solo de pensar en el ahorro que un combustible u otro pueda ofrecer, se trata de ver más allá, mirar cómo afecta positiva o negativamente el funcionamiento mecánico del vehículo, cuánto es el promedio diario de distancias recorrido, ¿es un carro de carga o no? En fin tener claro cómo es el vehículo y para qué lo vas a usar deja una sobre qué opción puede ajustarse mejor a tus necesidades. Veamos:
Motor diésel
- Los motores diésel han tenido una gran evolución en las tres últimas décadas. Actualmente, este tipo de propulsores no tienen nada que ver con aquellos lentos, humeantes y de sonido poco agradable de hace unas generaciones.
- Inferior consumo y capacidad de recuperación superior a la gasolina
- Costo de mantenimiento elevado, hay que hacer muchos más kilómetros para amortizar la inversión.
Motor a gasolina
- Más restricciones en materia de emisiones contaminantes.
- Mayor consumo de combustible.
- Mantenimiento menos costoso
- En general, los motores actuales de gasolina son más suaves y agradables en su funcionamiento que los diésel.
El ahorro en combustible y la autonomía superior que proporciona un diésel son claros argumentos para decidir la balanza de su lado. Pero un coche de gasolina de última generación aporta valores diferenciales para ser el elegido. Cuestión de gustos, porque el factor económico no supondrá en la mayoría de los casos una cuestión definitiva. La decisión definitiva debería venir marcada por el uso que vayamos a dar a nuestro coche.